Nunca me reconozco en palabras. Quizás por eso dejo de escribir, quizás sea porque mientras no lo hago, las mismas ideas se siguen agolpando en mi cabeza, y mientras no las dejo ir, me persiguen, me acosan, pero al mismo tiempo me dejan ser. Apenas se van, dejo de ser el que era, y empiezo a ser un otro, como sucederá apenas termine este párrafo.
Saludos, un abrazo, de un nuevo desconocido.